En el programa del sábado 28 de noviembre de 2009 Rubén Ravera entrevistó a Rubén Álvarez de Carmen de Patagones, (si quiere descargar el programa con la entrevista)
Luego de la entrevista, Rubén Álvarez comparte varias notas periodísticas que aparecieron en la región.
El trueque sigue vivo en Roca, 26 de Octubre de 2009 Diario Río Negro:
| El club Pequén funciona desde hace diez años. Más de 300 personas asisten todas las semanas. |
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| El club Pequén funciona en un predio del barrio Modelo, en el oeste de Roca, los miércoles de 16 a 18 y los sábados de 10 a 12. En el 2001 un crédito equivalía a un peso. Hoy su valor se estima en 10 centavos. |
| | ROCA (AR).- El mar de bicicletas y motos en la entrada da cuenta de toda la gente que hay adentro. Está claro, algo convocante está ocurriendo allí. No se trata de un recital de música, tampoco de un evento deportivo ni mucho menos de un acto político. Son cientos de personas que exhiben su mercadería sobre tablones de madera sostenidos por caballetes, y también van y vienen todo el tiempo en busca de productos. Preguntan precios, eligen, compran y siguen su recorrida. Ésa es la escenografía del trueque "Pequén", que funciona en un predio descubierto en el barrio Modelo de Roca. Ahí, todos los miércoles (de 16 a 18) y sábados (de 10 a 12) cerca de 350 socios llevan sus productos para cambiarlos por otros o por los populares "créditos", esa moneda alternativa que emergió con gran fuerza en medio de la crisis económica de 2001. En las mesas improvisadas se pueden encontrar verduras, ropa, calzado, comida elaborada, herramientas, útiles para la escuela, juguetes, alimento para mascotas, paquetes de fideos, de sal, de azúcar y de yerba. En fin, se puede encontrar absolutamente de todo. El lugar parece ser chico para tantas personas que en fila y muy amontonadas van avanzando y mirando cada uno de los productos que hay sobre las tablas. Éstas están ubicadas una al lado de la otra, separadas por un mínimo espacio, por donde, poniéndose de costado, es posible pasar con lo justo. Los clubes del trueque nacieron con el objetivo de crear un mercado alternativo para que la gente pudiera satisfacer sus necesidades y subsistir a pesar de la desocupación y los bajos salarios. Con el correr del tiempo también se convirtieron en un espacio en donde las personas pueden relacionarse, compartir experiencias y mantener vivo el valor de la solidaridad. Etelvina Dalinger, una de las coordinadoras del club, cuenta que otra función para destacar de estos encuentros es la de darle importancia a los productos de elaboración propia, hechos en casa. "Este mercado alternativo ayuda a que la gente se dé cuenta de que puede sobrevivir gracias a sus capacidades, gracias a lo que sabe hacer en sus hogares", explica y agrega que "eso les da dignidad". "Acá viene mucha gente que está excluida del sistema, que está desocupada. La mayoría no tiene un trabajo estable", finaliza. Una chica de veintitantos, detrás del tablón-mostrador mira meticulosamente los juguetes que tiene para ofrecer. "Traigo juguetes o ropa y me llevo más que nada verdura, porque es fresca y en el supermercado está muy cara", explica. Cuenta que tiene un trabajo pero le pagan poco, por lo tanto "venir acá me ayuda muchísimo, porque gracias a esto puedo ir zafando". Muchos aseguran que el trueque es tan necesario que no sabrían cómo cubrir sus necesidades básicas si no estuviera. Blanca, o "Blanquita", como le gusta que le digan, manifiesta que para ella es todo. "Si desaparece, ¿dónde vamos a parar? Yo como gracias al trueque, menos mal que existe", dice y da un suspiro. "Traigo lo que tengo y lo que puedo, a veces vengo con zapatillas o con ropa que a mis nietas les queda chica. Hoy, por ejemplo, traje una tapa de inodoro", cuenta Perla, de 60 años y sonrisa amable. "A mi edad no te dan trabajo ni de empleada doméstica. Subsisto gracias a esto, sino sería muy jodido vivir", agrega. Yudith comenta que tiene cinco hijos y que hace tortas fritas y pan. Con los créditos que obtiene compra fideos, arroz, aceite y verduras. "Esto es una ayuda grande, porque con el sueldo que tengo no me alcanza". También expresa que si no existiera el club tendría que salir a buscar empleo. "No me quedaría otra y la verdad que hoy en día es muy difícil conseguir algo estable. La plata no alcanza", asegura. También están aquellos que van al trueque principalmente a relacionarse. Pedro tiene cincuenta y tantos y está distendido detrás de una mesa. Se ríe con picardía, hace chistes y conversa con los que pasan mientras espera que alguien pare a comprarle algo de toda la ropa que tiene para ofrecer. Dice que tiene un buen sueldo pero a pesar de ello es socio hace 10 años. "Vengo a divertirme, charlo con la gente y la paso bien -cuenta-. De paso si hay algo que me interesa me lo llevo. Hoy conseguí un destornillador que me hacía falta", dice orgulloso mostrando la herramienta. Susana tiene manzanas para intercambiar y revela que el trueque le sirvió de ayuda terapéutica. "Estaba depresiva y no sabía qué hacer. Encima en un tiempo con mi marido estábamos mal económicamente, así que decidí venir para tratar de salir del paso", relata. "Vendí toda la ropa que traje y además empecé a relacionarme con gente. Eso me hizo muy bien", añade. La jornada de a poco va llegando a su fin. El movimiento en el predio aún es constante. Es un clima ameno. Hay chistes, sonrisas y conversaciones. Muchos aprovechan para saborear una porción de torta o algún pancito casero. Otros se marchan contentos con cajas repletas de productos. Se los ve satisfechos.
Diario Río Negro 27 de Julio de 2009
Del trueque a la feria: un nuevo espacio social |
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| Todos los sábados pasan 4.000 personas por allí. Una economía alternativa que se integró al centro. |
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| La de la feria del trueque ya es una postal de la mañana de los sábados. Muchos van directamente a los puestos de verduras por su calidad y su precio. |
| | NEUQUÉN (AN).- Una pareja de jóvenes cruza la calle en la esquina de Independencia y Buenos Aires y, una manija cada uno, llevan verduras en una bolsa de red. Una mujer de unos 35 años pasa frente al correo con un cartón de huevos. Otra mujer carga macetas en un baúl mientras su marido espera su turno para también guardar allí las dos cubiertas seminuevas -o semiviejas- que compró a un hombre que vendía además una bicicleta y una hormigonera. Otra gran mayoría sólo pasea. Ese es el paisaje de la feria del trueque de Neuquén, que luego de nacer como un emergente social allá por el recordado 2001, hoy es un espacio que reúne a miles de personas, entre clientes y feriantes, todos los sábados en el centro de la ciudad. En plena crisis, cuando surgió el trueque, fue un regreso a las fuentes, donde la necesidad básica de subsistir fue agrupando a personas a partir de necesidades, sino comunes, complementarias. Sin moneda de cambio, el trueque abrió puertas. Más mercado o feria que trueque, trabajadores independientes, comerciantes, artesanos o artistas ofrecen lo suyo a un precio, la mayoría de las veces, menor al de un supermercado. Del otro lado del mostrador (o a un costado, o detrás, porque parte del atractivo de este tipo de lugares es la esperanza encontrar la pieza única o perdida, la fruta de calidad, la especia extranjera o el libro agotado, y todo escondido a la exposición, siempre debajo de algo o perdido en el fondo de una caja) se produce un doble juego de subsistencia, en el que los compradores buscan calidad a bajo costo; y recreación, donde la feria se visita como aquellas que perduran hoy en antiguas ciudades de Europa y es parte de una rutina de fin de semana que se vive entre amigos, en familia o en soledad, después de leer los diarios en un café del centro. "No te matan como en el supermercado y, además, tenés calidad", afirma Gustavo, de 33 años, que va a la feria todos los sábados porque "un amigo" le contó. Con el altoparlante de fondo que anuncia venta de una bicicleta "impecable", con cubiertas "apenas gastadas", Mariana y su novio también explican que el paseo de los sábados ya es algo habitual y que los huevos, la fruta y las verduras no las compran en otro lado. La bicicleta se vendió, pero el rematador ya ofrece dos apliques de luz "ideales para la cocina" y Carla camina de regreso a su casa. Es abogada y "muy exigente con la limpieza" por lo que, si bien reconoce muchos avances en la organización del espacio en los últimos meses, por ahora sólo compra huevos. "Son 30 a ocho pesos", justifica. Los apliques se vendieron y comienzan a ofrecer una hormigonera, justo cuando Susana cruza la calle Independencia con sus dos hijos "para recorrer nomás" y se topa con dos policías que recorren los pasajes entre los puestos. |
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Fuente Diario Río Negro, 27 de Julio de 2009.
Desde la informalidad
NEUQUÉN (AN).- Con la creación de la dirección de Economía Social, el municipio intentó ordenar la feria del trueque o de Vuelta de Obligado. Gustavo Beltrán está a cargo de la tarea y remarca que el objetivo final es el de "pasar de la informalidad" al reconocimiento. Dice que es un trabajo "que llevará su tiempo", pero ya se ven los primeros signos de integración de ese sector que forma parte de la llamada "economía social" a la vida de la ciudad. "Había un sector de la economía que no fue tenido en cuenta en los últimos 8 años y se busca incorporarlo como un factor más en la sociedad", explica. En la ciudad funcionan 11 ferias como la de Vuelta de Obligado. Están en los barrios y, en algunos casos, trabajan de lunes a viernes. La particularidad entonces pasa por el fenómeno de integración con el centro, la coexistencia con otros actores de la economía y de la sociedad. "Es muy interesante ver como los sectores de clase media o incluso más altos recorren la feria", apunta Beltrán. Para el funcionario, la gran afluencia de personas es parte de un reconocimiento de la sociedad a todo este sector. Fuente Diario Río Negro, 27 de Julio de 2009.
Fuente Diario La Palabra, Carmen de Patagones, 14 de Julo de 2007.: El trueque sigue vivo en Patagones | | | sábado, 14 de julio de 2007 | Si bien tuvo un gran auge durante las crisis económicas más duras de nuestro país, el trueque nunca ha dejado de funcionar en Carmen de Patagones. Por otra parte, fue y sigue siendo la única posibilidad que tienen muchas familias de hacerse de varios productos y servicios que no puede obtener por falta de dinero, como resultado de la desocupación. Uno de los lugares donde se practica esta actividad es el Club Rampla. Todos los miércoles concurren allí aproximadamente 150 personas para intercambiar los más diversos elementos. Karina Romero, una dirigente de organizaciones sociales de esta localidad, es la que más ha luchado para que el trueque sobreviva y la que informó que este sistema también se practica los sábados en Villa Linch, con la participación de alrededor de 80 personas. “La gente elabora muchos productos con harina, como torta fritas, pan casero, pizza, etc., y también hacen salsas, dulces caseros y milanesas de soja. Hay una variedad interminable de cosas. También están quienes llevan ropa y la venden a determinados créditos, que les sirven para adquirir otros productos”, señaló. |
Notas enviadas por Rubén Álvarez del Club de Trueque Ave Fénix de Carmen de Patagones, si quieren comunicarse con él:
rubalvarez40#yahoo.com.ar (Reemplace #por @)
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