Rubén Ravera comenta el artículo de Juan Pablo de Pablo que copiamos a continuación.
Fuente Fortunaweb Por Juan Carlos de Pablo * | Los “leales”, como en Córdoba denominan a los bonos con los cuales –llegado el caso– la provincia abonará algunos de sus gastos, probablemente hayan sido impresos pero (hasta ahora) no fueron emitidos. Pero si fueron impresos, mejor que las autoridades provinciales no los destruyan, porque los pueden llegar a necesitar. En 2001, el último año de vigencia de la libre convertibilidad entre pesos y dólares, en Argentina se emitieron monedas y cuasi monedas, y –dentro del sector privado– también se realizaron operaciones de trueque, es decir, intercambio de mercaderías y servicios sin utilizar dinero. En el año que está por comenzar; ¿cuán cerca o lejos estamos volver a todo esto? Desde el punto de vista político esta hipótesis resulta inadmisible, y puede influenciar ciertas decisiones públicas. Pero desde el punto de vista técnico el análisis que sigue muestra que la aparición de las cuasi monedas, como la existencia de operaciones de trueque, no es el resultado de una ideología sino de una circunstancia. Frente a circunstancias parecidas, no resulta fácil impedir el resurgimiento de las mismas soluciones. El principio básico que ayuda a entender lo que ocurrió en 2001, y lo que puede pasar el año que viene, dice que la ausencia de determinado aumenta la demanda de los sustitutos, comenzando por los más cercanos. Cuando no consigo entradas para ver determinada película, a cierta hora, en determinado cine, lo más probable es que espere hasta la próxima función, o vaya a otro cine; lo menos probable es que me ponga a estudiar latín. Pero si es lo único que puedo hacer… Aquí lo mismo. Un gobernador a quien no le alcancen los fondos que recaudó, más los que recibió del Gobierno nacional, no se va a suicidar ni quedarse cruzado de brazos, sino que emitirá “su propia moneda”. El asalariado provincial, a falta de alternativas, la aceptará; y el supermercado que opera en la ciudad donde esto ocurra, por la misma razón, también la aceptará. Con o sin descuento, dependiendo de las alternativas. Como políticamente parece menos costoso que el Banco Central emita moneda, a que las provincias emitan cuasi monedas, probablemente “en el último minuto” los fondos lleguen a las provincias… con cuentagotas, para maximizar la presión del oficialismo sobre los gobiernos provinciales, particularmente ahora que perdió la mayoría en el Congreso Nacional. La historia dice que, emitidas las cuasi monedas, el Gobierno nacional las termina rescatando, con lo cual –a la ausencia de alternativas– en el caso de los empresarios la demanda de cuasi monedas también se relaciona con la posibilidad de pagar impuestos o simplemente, pasada la crisis, de canjearlas por monedas. Es difícilmente concebible que una provincia vuelva el trueque con sus empleados y/o proveedores. No lo es, en las transacciones entre privados. Durante la crisis de 2001 y 2002 una enorme cantidad de personas “le encontró la vuelta” intercambiando mercaderías y servicios sin utilizar dinero. No porque lo eligieran, sino ante la ausencia de alternativas. La peluquera que quería comer una torta trocaba con la repostera que necesitaba que le tiñeran el cabello. Sin ningún tipo de planificación central, aparecieron lugares donde se encontraban oferentes y demandantes de bienes dispuestos a transar sin utilizar dinero. También aparecieron servicios de centralización de información; el crédito –¡sin utilización de dinero!– como cuando alguien, en vez de retirar algún bien como contrapartida del que había vendido, acumulaba “puntos”; y, no sorprendentemente, también aparecieron las estafas, protagonizadas por el que salió corriendo llevándose la computadora donde había anotado todos los “puntos”. Recuerdo haber filmado un testimonio para un documental preparado por no recuerdo qué universidad, donde se pretendía demostrar que “el trueque había derrotado al capitalismo”. Expliqué delante de las cámaras que eso era una tontería, y que lo único que estaba ocurriendo era que, como dije, cuando falta un bien aumenta la demanda del sustituto, por lo que cabía explicar lo que estaba ocurriendo como una nueva manifestación de la lucha por la vida, pero también cabía pronosticar que en cuanto se normalizara la situación, desaparecerían el trueque primero y las cuasi monedas después. Que fue lo que ocurrió (ignoro si quienes prepararon el documental editaron, tiraron o finalmente incluyeron mi testimonio). ¿Por qué no va a ocurrir durante 2010, lo que pasó en 2001? La respuesta politizada es porque ahora no somos más esclavos del “Consenso de Washington”. La respuesta profesional es que ahora no estamos en Convertibilidad, y por consiguiente el Banco Central puede emitir moneda “sin respaldo”. Que pueda no quiere decir que lo vaya a hacer; si los problemas económicos se resolvieran emitiendo moneda, hace rato que la Argentina no tendría ningún problema económico. ¿Qué puede llevar al Gobierno nacional, a limitar la cantidad de dinero que emita para financiar el déficit fiscal? (suponiendo, como creo, que no termine acordando con el Fondo Monetaria, y que tampoco consiga fondos frescos en el mercado voluntario de deuda). El hecho de que si la gente no quiere más dinero que el que tiene, para mantener en sus bolsillos o en sus cuentas bancarias, la emisión monetaria resultante redundará en inflación y más presión sobre las reservas, o devaluación. Se entiende, políticamente, que no haya interés en que vuelvan las cuasi monedas y el trueque, pero no es simplemente una cuestión de gustos. Esto de que no hay límites a la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal, porque “de la tasa de inflación se ocupa el secretario de Comercio Guillermo Moreno”, a esta altura de los acontecimientos no se lo cree ni la propia familia del funcionario citado. Pero si esto es así, la aparición de las cuasi monedas, así como la vuelta a operaciones de trueque, no deben descartarse en 2010. * Economista. Columnista de Revista Fortuna 26/12/2009 Fuente Fortunaweb
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