Fuente Teleprensa.
Yasayuki Hiroita Entrevista a Yasuyuki Hiroita, experto en monedas sociales y desarrollo local y ponente de este curso de verano que hoy se clausura en Almería.
Publicado el 14-07-2010 16:25 ALMERÍA.- Se hace llamar Miguel porque, dice, su nombre es muy complicado para los hispano hablantes. Hace 11 años Yasuyuki Hiroita vio un documental sobre moneda social en el que se hablaba de una moneda oxidable, que perdía su valor poco a poco y se contaban iniciativas de uso de esta moneda en distintas partes del mundo.
“Pensé que este era el camino que yo quería seguir, empecé a investigar y descubrí que en Argentina ya había numerosos clubes de trueque. Visité Argentina y poco a poco otros países donde se estaban llevando a cabo experiencias de ese tipo y desde entonces estoy involucrado en este tema”.
Hiroita trabaja como traductor autónomo porque “en Japón normalmente los empleados no tienen más que una semana de vacaciones al año y en mi caso puedo gestionar mi tiempo para viajar.” Sobre su experiencia personal cuenta: “Me involucré en una iniciativa local pero al cabo del tiempo me di cuenta de que era una iniciativa tan pequeña que no tenía posibilidad de crecer y coincidió además, hablo del año 2003, con el auge de varias iniciativas en Alemania que estaban desarrollando no monedas locales sino monedas regionales. Es una diferencia fundamental: la moneda local se pone en marcha en comunidades muy pequeñas, por ejemplo como sería un barrio de Almería. Pero casi nadie puede ser autosuficiente en una zona tan limitada, mientras que con monedas regionales la dimensión geográfica es más grande, como sería una moneda social para toda Andalucía o para la provincia de Almería.
Quiénes no conocemos este tipo de economía nos hacemos preguntas del tipo: ¿cómo son estas monedas?; ¿serán como billetes del monopoly?; ¿quién las emite y reparte? Miguel-Yasuyuki contesta: “Toman varias formas. En muchos casos toman la forma de billete con imágenes de héroes locales, por ejemplo, personas que hicieron algo importante por su comunidad. Hay que buscar algo que identifique la moneda con el lugar, con las personas que lo habitan”.
La moneda social nació con la crisis de los años 30 en Canadá y los Estados Unidos. Después fue otra gran crisis, de la los años setentas la que expandió este modelo alternativo a la economía de mercado. La actual situación mundial está también en esta ocasión tras el creciente interés en esta forma de intercambio. “Cada vez hay más comunidades que desarrollan este modelo: en Alemania, en Suiza, Austria, Brasil, etcétera. ¿Usted conoce Suiza? En Suiza todo es carísimo. Yo fui a comer a un restaurante sencillo y el plato más barato, el más barato, costaba ¡25 francos! ¡Por favor…! En este país existe un banco fundado hace 75 años, el Banco Wir, de moneda social. Las pymes se prestan entre sí a través de este banco”. Pero, ¿cuál es la reacción de la banca tradicional ante este tipo de procesos de desarrollo local, que si bien no son por si mismos antisistema suponen otra forma de afrontar los procesos económicos? El experto japonés en monedas sociales y desarrollo local explica que en el caso de Suiza hubo una negociación entre el Banco Wir y el Banco Central de Suiza hace 60 años. “Llegaron a un acuerdo por el que algunas actividades se permitían y otras se prohibieron. Hubo una negociación y una regulación. Hay otro caso, el del Banco Palma en Fortaleza (Brasil): se trata de una ex –favela”, cuenta con pasión Hiroita, “donde una asociación comunitaria puso en marcha un banco comunitario que empezó a emitir su propio vale, que se llama Palma, en lugar de real se usa Palma en el barrio”.
En noviembre, el Banco Central de Brasil organizó una conferencia sobre la Exclusión Financiera en Salvador de Bahía donde el Banco Palma fue invitado para explicar su experiencia y animado a asesorar otras iniciativas similares. En febrero, este mismo banco recibió una visita de delegaciones de gobiernos de ocho países de habla portuguesa. “Esto es un indicativo del interés político creciente en este tipo de economía”, afirma con rotundidad Yasayuki Hiroita, quién cree que ahora, tras años de insistencia, contactos, seminarios y vueltas alrededor del mundo, ha llegado el momento para la moneda social, para el bienestar de las comunidades más desfavorecidas, para la justicia. Fuente Teleprensa.
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