Fuente "La Nación"
El fenómeno de un trueque moderno Se intercambian desde casas hasta muebles y ropa; el motor no es el económico, sino una reeducación del consumo
Laura Reina LA NACION
Compartir. Intercambiar. Dar. Son tres palabras clave en la economía actual. En el mundo, es una tendencia bien consolidada, pero en la Argentina está comenzando a ver la luz de la mano de iniciativas nacidas en el exterior que explotaron gracias a Internet y a las redes sociales. Se comparte o se intercambian casas para experimentar una nueva manera de viajar y conocer el mundo; se decoran ambientes con objetos donados a través de usuarios que suben a la Web los muebles o electrodomésticos en desuso, y se renueva el guardarropa mediante el intercambio de vestidos, remeras, camisas y zapatos. El antecedente local de esta práctica es el trueque al que miles de argentinos recurrieron cuando la crisis de 2002 obligó a volver a las formas económicas más primitivas. Pero en aquella época el único motor era el económico, algo que es secundario entre los que practican el intercambio modelo 2011. Acá, el objetivo es una reeducación del consumo. Según Mariana Rapoport, analista de tendencias y directora de The Wow Factor, una consultora especializada en lifesty ling, "hay una nueva forma de consumo, donde prima el trueque. Pero no el trueque de 2002, sino un trueque en el que el objetivo es bajar el nivel de consumo, alargar la vida útil de las cosas o, en el caso del intercambio de casas, tener una experiencia de viaje distinta", explicó Rapoport. Su socia, Cecilia Nigro, amplió: "En Facebook, en Twitter, en YouTube compartimos ideas, estados de ánimo, fotos, música, películas, libros. Pero en los últimos tiempos, está tomando fuerza una nueva tendencia, donde se comparten bienes más tangibles. Acá el motor es la solidaridad y la sustentabilidad. Porque a través del intercambio reducís los niveles de basura y desperdicios. El consumo desenfrenado, que lleva a acumular cosas ya no está bien visto". María José Duffy es diseñadora de ropa infantil. Hace una año vivió la experiencia del intercambio de casas. Y desde entonces, se declara fanática de esta modalidad. "Incursioné muy de casualidad, navegando por Internet en una página inglesa donde me topé con la página de Home Exchange. Ahí se me abrió el mundo. Siempre me gustó lo alternativo, lo que salía de tradicional y ni bien lo vi me anoté para intercambiar mi casa", contó Duffy a La Nacion. Ella y su familia, compuesta por su marido y sus tres hijos, viajaron para Semana Santa de 2010 a Brasil. Allí hicieron paradas en San Pablo y en Ubatuba, un destino paradisíaco con playas de arenas blancas y mar azul. El intercambio se hizo con la casa de la playa, pero también fueron invitados a la casa que la familia brasileña tenía en San Pablo. "Es un sistema basado en la confianza. Muchos te dejan el auto y las mascotas. Acá no hay puertas cerradas con llave como cuando alguien alquila una casa. Tanto mi marido como yo hemos vivido afuera y tenemos un poco esa mentalidad europea de que la casa se presta, que dejás todo y no pasa nada", contó Duffy, que también incursionó, casi sin darse cuenta, en otra tendencia de la economía compartida: el couch surfing, algo así como alojar a un extraño en el sillón de la casa. "Hace poco recibimos a dos sudafricanas. Ellas querían hacer intercambio de casa con nosotros, pero como no teníamos interés en ir a Sudáfrica, se hospedaron acá. Es muy lindo recibir gente. En este caso no hay un intercambio, es un dar totalmente desinteresado. Este tipo de cosas mejoran el mundo, lo vuelven más sano", remarcó la diseñadora de indumentaria infantil. Si bien el intercambio de casas lo practican, por lo general, personas mayores a 45 años, el couch surfing es casi algo exclusivo de gente joven, por debajo de los 35 años. Diego Sáez Gil, un emprendedor argentino que hizo un master en Barcelona, aprovechó esta modalidad para viajar por toda Europa. Más tarde se instaló en Nueva York, donde emprendió junto con dos socios Off Track Planet, una organización de viajes para jóvenes, que desasna sobre cómo aprovechar las nuevas tecnologías móviles y sociales, así como la economía del intercambio, para conocer el mundo. "El intercambio de sofás es una posibilidad interesante para viajar por bajo costo, pero además para conocer y compartir con personas locales y establecer vínculos de fraternidad, que rompan las barreras nacionales y culturales", contó Sáez Gil . Sobre su experiencia, el joven emprendedor comentó: "Fue muy divertida. Me quedé en la casa de unos chicos portugueses en Lisboa y me llevaron a conocer la ciudad. Luego, yo recibí a unos alemanes en Barcelona, a los que saqué de paseo. Es una gran cadena de favores". Sin duda, en esta economía del intercambio, las redes sociales cumplen un papel fundamental: "Las nuevas tecnologías (las aplicaciones móviles y las redes sociales) permiten una interacción y un intercambio que antes no era posible, y eso es genial", reflexionó Sáez Gil. EN LA WEBIntercambio de casas Homeexchange.comEs el sitio más conocido para intercambiar casas, pero no el único. Para ser miembro hay que pagar una cuota anual de 100 dólares que permite acceder a una extensa base de datos de casas en todas partes del mundo. Intercambio de sofás Couchsurfing.com y Hopitalityclub.comLos dos sitios tiene el mismo objetivo: ser una plataforma donde se facilite el intercambio de sofás entre personas de distintas partes del mundo. Hay un sistema de calificación y reseña para evaluar tanto a los anfitriones como a los huéspedes. Intercambio de ropa Clothswap.com; Thredup.com, Swapstyle.com y Truequear.comSalvo Truequear.com, el resto son sitios que no tienen presencia en la Argentina, pero es interesante entrar y ver las posibilidades de intercambio que existen. Una alternativa de intercambio de ropa local es la que organiza Fronteras Bs. As. (fronterasbsas.blogspot.com) que organizan periódicamente intercambios masivos de ropa. DIXIT"No me gusta la cultura consumista que nos rodea. El freecycling es también una decisión ecológica" " El intercambio es una alternativa que nos saca de nuestras constumbres de consumo constante, y, además, cuando donás algo a otro miembro de freecycle, le estás haciendo un regalo a alguien, ya sea un extraño o un conocido" Fuente "La Nación"
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