Fuente Miradas al Sur
Club global del trueque Desde hace 10 años, Rubén Ravera no puede dormir más allá de las 5 y media. Hace 10 años, cuando se levantaba, tenía 30 tipos en la puerta de su casa, llegados del interior más recóndito, pidiéndole que fuera a desarrollar un Club del Trueque en su localidad. Le decían que estaban “en shock de hambre”. A comienzos de 2001, el club seguía siendo una experiencia de laboratorio: había unos 60 que constituían alrededor de 15 redes. Pero a comienzos de 2002, la cordura había explotado y con ella la necesidad de un salvavidas: se crearon 6.000 clubes, 1050 redes. Seis millones de personas intercambiaban a diario bienes y servicios. El Club Global del Trueque fue una especie de refugio contra las inclemencias del huracán CW (Consenso de Washington). Entre 1999 y 2002, según la Fundación Favaloro, murieron 30 mil personas por problemas cardíacos. “El Club del Trueque atemperó la paranoia, ayudó a morigerar lo que se presagiaba como una catástrofe social violenta”, recuerda Ravera, fundador de la red en 1995 junto con dos amigos, el psicólogo Carlos Desanzo y el químico Horacio Covas. Esos clubes –como explicaba el Ticket Trueque, bono de descuento con vencimiento gradual para diferenciarse del valor imperecedero de la moneda hecha con oro y plata– fueron “organizaciones autónomas surgidas por autoconvocatoria y que funcionan de manera descentralizada y horizontal”. “El sistema operativo de la economía se basa en una anomalía: la moneda es inoxidable, tiene una condición de eternidad, es lo más parecido a Dios sobre la Tierra. La de hoy sigue siendo la misma moneda romana que las legiones de Carlomagno difundían en los pueblos conquistados”, ironiza quien es subdirector del Museo Histórico Provincial Guillermo Enrique Hudson. El trueque es una modalidad que exige prosumir, es decir, “producir y consumir en la misma medida, con espíritu autogestivo, solidario, recíproco y de ayuda mutua”. La idea comenzó como un juego en el ’94. Los tres amigos quisieron entender al dinero como si fuera una adicción. Fueron a Alcohólicos Anónimos y estudiaron ese modelo de interayuda. Pensaron: vamos a ver hasta qué porcentaje se puede prescindir del dinero de curso legal… “Descubrimos que el 80% de los bienes materiales básicos para vivir pueden conseguirse sin dinero. La sociedad cuenta con una enorme cantidad de bienes, conocimientos y servicios que están estacionados.” La sede se fijó en una parte del Parque Industrial La Bernalesa, un casco fabril en Bernal que pidieron a la papelera Valot. Un ex gerente de Quaker desempleado cayó al club, desvencijado por el efecto Tequila. Decía que no sabía hacer nada, pero terminó haciendo barriletes que se convirtieron en un boom. “Un club se forma con personas socioconscientes, que tienen motivaciones personales y se bancan su propio pensamiento, que siempre es crítico”, razona Ravera. El 8 de agosto de 1996, Ravera aceptó ir al programa de Mariano Grondona, Hora Clave. Al día siguiente, el gobernador neuquino Felipe Sapag le hizo una llamada de auxilio para que creara una red en Cutral-Có. Navajas Artaza, dueño de Establecimiento Las Marías, también lo llamó porque los pueblos aledaños a sus campos yerbateros se caían a pedazos. “El trueque se consolidó como un fenómeno femenino –cuenta Ravera–. Los hombres me decían: ‘Yo tengo que estar cortando la ruta, quemando gomas para que me devuelvan el laburo’. Tenían vergüenza. Después, a la noche, comían lo que habían trocado sus mujeres”. Aunque con un perfil y un volumen de intercambios mucho menor, el Club Global de Trueque sigue en 2011 dando cátedra acerca de una economía y unas relaciones económicas alternativas al capitalismo moderno. En 2004, fundaron clubes en Medellín. En 2007, a pedido del presidente Chávez, en Caracas. En 2010, el programa más visto en la televisión oficial de Grecia fue acerca del trueque argentino. En 2011, asesoraron a ciudadanos andaluces para que usaran billetes fuera de curso, les imprimieran un sello e iniciaran sus clubes. “Es la economía del futuro –dice su creador–: la reciprocidad, el medio de cambio perecedero. Va más allá de lo económico”. Fuente Miradas al Sur
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