Fuente Mendoza Online.
Los Caraganopulos son dueños de tres locales de este tipo y una
compra-venta. Ante la crisis y la posible fuga de clientes decidieron
que los mismos paguen los turnos con objetos que ya no usen.
Que los argentinos son ocurrentes para sobrevivir a las crisis, eso
ya está comprobado. Desde plantaciones de hortalizas en el patio de la
casa hasta los famosos trueques han sido soluciones que han sacado del
paso a muchos.
Pero, ¿qué hacer cuando uno tiene una playa de estacionamiento y
alrededor de ella el mismo está liberado? Esta es la pregunta que se
hicieron Iván Caraganopulos (33 años) con sus padres y dos de sus
hermanos. La familia posee tres playas de estacionamiento y una casa de
compraventa en el centro y vieron que la mejor manera de continuar con
ambos negocios era hacer un cartel con la leyenda: "Pague su
estacionamiento con cosas que no use".
"Había bajado mucho la afluencia de clientes ya que por los
alrededores lo han liberado. A eso se suma que la gente no tiene dinero y
que los impuestos municipales aumentaron casi en un 800 por ciento con
el incremento de las unidades tributarias y con la recategorización de
los locales comerciales", contó el joven quien empezó con esta modalidad
hace unos tres meses.
Así, ante la poca rentabilidad que las playas estaban dejando y con
la fusión de la compra-venta, los Craganopulos han logrado salir del
paso: "Aceptamos desde revistas, papeles y todo lo que la gente ya no
necesite. Lo bueno es que ha tenido una respuesta increíble. Así, es
rentable para nosotros y económico para nuestros clientes porque la
inflación no les afecta ya que le cambiamos el valor de lo traído por
turnos de estacionamientos", explica Iván. Es decir, el turno de cinco
horas sale seis pesos y si una persona lleva una mesa de 200 pesos, en
lugar de hacer el ticket por esa cantidad de dinero, se la traduce en
turnos.
"Hace unos días vino un chico y nos trajo una caminadote, se llevó
cerca de 20 vouchers y se fue contento. No te voy a mentir, la
mercadería no se vende al toque pero en algún momento sale y así nadie
pierde", explica el joven que además es músico. Y es que para los
Caraganopulos el negocio es perfecto ya que la casa de compraventa que
posee en la calle Buenos Aires es el principal destino de las cosas que
reciben a cambio de los vouchers.
Y cierra con una reflexión: "Si tenés una sola playa, esta modalidad
no te conviene y menos si alquilás porque obviamente el dueño no te va a
recibir objetos a cambio. Por suerte, la gente que suele venir a diario
por esta zona (tienen dos playas en calle Buenos Aires y otra en San
Juan), se está interiorizando de lo que estamos haciendo".
En Twitter: @GemaGallardo
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