La caída del empleo y los salarios insuficientes son dos de las principales razones que explican el renacimiento del trueque, un sistema de intercambio sin dinero que tuvo su explosión en la Argentina de 2001 -por entonces, más de seis millones de personas asistían a los 6000 clubes en todo el país-, que luego se retrajo al compás de la recuperación económica y que desde el año pasado no para de crecer.
Rubén Ravera, fundador y coordinador de la Red Global del Trueque , estimó que en la actualidad hay 400 clubes en todo el país -la mitad de los cuales está en el Gran Buenos Aires- y pronosticó la inauguración de varias decenas más antes de fin de año. "Las catástrofes económicas son como las erupciones de volcanes o los tsunamis: es muy probable que no solamente haya algo similar a lo de 2001, puede haber algo peor, porque la economía mundial no cierra", dijo a lanacion.com y agregó que, por el momento, la situación más "angustiante" se vive en el conurbano.
Para fomentar esta iniciativa -que, aclara, es un modo de vida más que una simple actividad comercial- se encararon dos iniciativas. Una es invitar a los comercios a sumarse a la red. Ravera explicó que se trata de un sistema de "bonos de descuento" y que sirve para potenciar el consumo. "Modificamos algunas pautas para que pueda sintonizar con la economía formal, para que el comercio se incorpore", dijo. Y acotó, como para despejar dudas de las entidades mercantiles: "Se factura en el trueque y se pagan impuestos; la idea no es generar competencia desleal".
Por otro lado, la red del trueque decidió explotar más el uso de Internet como lugar de intercambio. Crearon un grupo virtual de miembros que comperten información: abrieron, así, la posibilidad de ser "trocadores digitales". Ya son casi mil personas las que, por este medio, ofrecen saberes o productos a cambio del "saber hacer" de otro. Entonces, se concreta el trueque en su versión posmoderna: la magia de esta forma de intercambio antiquísima se da, también, entre quienes prefieren navegar en la web.